Hubo un tiempo en el que los pueblos del interior de la península rebosaban de actividad: molinos, fraguas, mercados… Estos espacios eran más que un lugar en el que moler la harina o vender un producto: eran centros de encuentro, vertebradores de la actividad social y cultural del territorio. Cada comarca tenía unas señas de identidad, marcadas en ocasiones por los oficios predominantes: la minería, la artesanía, el bordado…
Los pueblos se han ido vaciando, y a la vez se han cerrado las fraguas, los molinos y los mercados. Con ellos se escapa todo el saber acumulado tras siglos de actividad, un conjunto de oficios y tradiciones que constituye un patrimonio inmaterial valioso que corre el riesgo de perderse para siempre.
RE-CORDARE – de la raíz cord: corazón, recordar- aspira a rescatarlo, estudiarlo y ponerlo en valor, pues se trata de la memoria compartida de nuestra herencia cultural. Además, RECORDARE no pretende colocar el patrimonio en las urnas estáticas de un museo donde evocar el pasado, sino que creemos que la puesta en valor y la actualización de los oficios artesanales es un impulso para la economía local y el turismo cultural y sostenible.
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